#holamundo Episodio 6


El 16 de marzo del 2060 marcó un antes y un después en la historia de la humanidad. Eran los primeros días de mi último año en el colegio. Recuerdo que tenía dudas sobre qué camino seguir para mi futuro. La arqueología era mi pasión, había llegado a la conclusión que una de las maneras de entender el origen de la humanidad era estudiando nuestro pasado y por eso esa ciencia me gustaba mucho. Pero al mismo tiempo me gustaba mucho la física y las matemáticas y me llamaba la atención ser un ingeniero y trabajar para la gran corporación Bluelife y conquistar el espacio con ellos. Marco era un visionario y filántropo muy reconocido a nivel mundial y yo lo admiraba mucho. Quería formar parte de lo que él estaba construyendo.

Mi materia favorita durante los últimos años fue la filosofía y eso fue gracias a Laura. Laura fue mi profesora de filosofía en el colegio durante mis estudios secundarios. Si mi madre me transmitió una sed de conocimientos y una curiosidad intelectual por la vida y el universo, Laura fue mi guía en mis primeros pasos en el mundo de la investigación y la metodología de la búsqueda del saber. Ella respondió a algunas de mis primeras interrogantes y sobre todo me hizo ver que no estaba solo y que cuestionarse sobre la vida y el universo era algo normal.

Laura, desde muy joven en su natal Colombia había desarrollado esa curiosidad por encontrar las respuestas a aquellas preguntas que le quitaban el sueño: ¿Por qué yo soy yo? ¿Cómo se originó la vida en el planeta? ¿Tengo un propósito en esta vida? ¿Dios existe? Esas y muchas otras preguntas la pusieron en un camino que la llevó a realizar sus estudios superiores en filosofía en Bogotá para luego seguir su carrera de postgrado en Perú en el año 2030 en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, para luego quedarse a vivir en Lima hasta el final de sus días.

Laura, por aquellos años (2030), estaba en la cúspide de su carrera. Mientras seguía sus estudios de postgrado, colaboraba en importantes proyectos sobre el impacto de las nuevas tecnologías en la sociedad humana y siendo activista política sobre el derecho de los humanos a poder beneficiarse de la riqueza generada por la Inteligencia Artificial.

Laura y Marco se conocieron en París en el año 2036, año en el cual Bluelife experimentaba un crecimiento acelerado al nivel mundial en sus diferentes ramas de negocio y era el líder indiscutible en software de Inteligencia Artificial. Laura trabajaba en un proyecto de investigación para la ONU que tenía como objetivo promover políticas internacionales para reducir el impacto de la IA en la sociedad humana. En ese contexto Laura se puso en contacto con el Presidente Fundador y Director General de Bluelife (Marco) para agendar una entrevista y conversar con él sobre su visión de la IA, el futuro y los riesgos asociados a la concentración de dicho poder en un puñado de corporaciones entre las cuales la más poderosa era sin dudas la suya.

La torre Bluelife se encontraba en pleno corazón financiero de Paris en La Defense. Sus 420 metros de altitud representaban el poder que Marco tenía sobre la ciudad, en donde su monumento más representativo, La Torre Eiffel, medía solamente 300 metros. El rascacielos era ancho, la parte superior terminaba en un arco gigantesco y en la base de este se podía leer el nombre de la corporación Bluelife en color azul y al lado el logotipo de la corporación: el Árbol de la Vida.

La entrevista se realizó en el despacho de Marco ubicado en el último piso de la torre, lugar en donde tenía también un pent-house en donde pasaba la mayor parte del año. Laura llegó puntual a la cita. Estaba un poco nerviosa, si bien tenía mucha experiencia en su campo de trabajo, no todos los días tenía la oportunidad de entrevistar a uno de los hombres más influyentes del mundo. Mientras subía por uno de los cinco ascensores exteriores de la torre, iba respirando profundamente para tranquilizarse y disfrutando de la vista de Paris que se mostraba ante ella radiante e histórica.

Al llegar al pent-house Marco le abrió directamente la puerta, estaba vestido como siempre solía hacerlo en presentaciones oficiales. Un pantalón negro, zapatos marrones, camisa de seda blanca y un conjunto de chaleco y chaqueta gris. Marco tenía su propia percepción de la moda, no le gustaba seguir las tendencias y se consideraba así mismo un hombre elegante.

Laura y Marco se saludaron cordialmente y se instalaron en un área en donde Marco tenía la costumbre de dar entrevistas. Se sentaron en los sofás de cuero y Laura, olvidando que hace unos pocos minutos estaba muy nerviosa, arrancó con la primera pregunta:

  • Marco, ¿Por qué haber elegido un árbol como logotipo de la corporación? ¿Qué representa ese símbolo?
  • Ni un minuto que perder y directo al grano, ¡muy bien! – sonrió Marco y de igual manera respondió rápidamente – Es una imagen que representa para mí el origen de la vida – replicó sin perder su diplomática sonrisa.
  • ¿El origen de la vida? ¿Se refiere usted a que el logotipo de la corporación Bluelife está inspirado en los diferentes mitos de diferentes culturas que utilizan el árbol como una representación de la vida, el conocimiento y la fertilidad?
  • En efecto, el Árbol de la Vida que usamos como logotipo para Bluelife representa aquellos mitos. Como usted sabrá, en diferentes épocas y en diferentes culturas de la humanidad, el mito del árbol sagrado es una figura recurrente que es representada de muchas maneras y con significados ligeramente distintos pero que representan básicamente lo mismo: El misterio de la vida o el origen de la vida.
  • ¿Esa es la razón por la que creó la corporación Bluelife? ¿Encontrar el origen de la vida? – preguntó Laura.
  • Bluelife es mi objetivo personal desde hace varias décadas. Mi visión es la de ayudar a la humanidad a sobrevivir en este planeta y explorar las estrellas. Creo que para lograr ello el ser humano tiene que evolucionar, cambiar y adaptarse a los futuros desafíos que esto representa. Para eso debemos usar la tecnología, que no es más que una herramienta que nos permitirá lograr dichos objetivos.
  • Sus objetivos son claros, pero sigo sin entender el vínculo entre esos objetivos y el Árbol de la Vida. Como usted comprenderá, la simbología es importante y me gustaría entender que quiere transmitir exactamente. Escuchándolo, pareciera que sus objetivos tuviesen un matiz espiritual, ¿es usted creyente? ¿Por qué explorar el espacio? ¿Está usted en búsqueda del origen de la vida? – preguntó agudamente Laura.
  • Vaya, veo que tenía muchas preguntas para mí… intentaré responder en orden – replicó Marco – Entiendo que me pregunta si practico alguna religión, pues no, no practico ninguna religión. Me considero agnóstico…
  • ¿Cree usted en Dios entonces? – repreguntó hábilmente Laura.
  • Solo le puedo decir que, por más ciencia y tecnología que desarrollemos siempre habrá algo desconocido para lo cual no tendremos respuesta. No sé si llamar a eso Dios, lo podemos llamar como usted quiera, pero hay grandes preguntas para las cuales aún seguimos sin tener respuestas: ¿Cuál es el origen de la vida y el universo? ¿Cuál es nuestra misión en este universo? ¿Hay algo más allá de sus fronteras? ¿Existen esas fronteras realmente? Y muchas otras preguntas más. Y ese “algo” o “alguien” que conozca esas respuestas, al tener ese conocimiento infinito, pienso que también tendrá los elementos necesarios para crear el universo y crear vida. ¡Es lógico! Y es a ese “algo” o “alguien” a quien, si usted quiere, podemos llamar Dios.
  • ¿Usted cree que su misión es la de encontrar las respuestas a esas preguntas? – Preguntó Laura.
  • Yo creo que sí y también pienso que – Laura interrumpió y preguntó
  • ¿Pero si usted obtiene esas respuestas no sería usted ese Dios al que usted está buscando? – preguntó Laura mirando fijamente a Marco.
  • Bueno… – una sonrisa corta pero perceptible se dibujó en el rostro de Marco – Siguiendo su lógica, sí.
  • ¿Sabe lo que pienso? Yo creo que usted está jugando a su propio juego de querer ser Dios y que Bluelife es como su propia iglesia y sus miles de admiradores y seguidores alrededor del mundo son sus fieles. Usted cree que puede ser Dios, por eso usted eligió el Árbol de la Vida como símbolo de su corporación. Por eso es que usted ha realizado grandes avances en el campo de la IA, su objetivo es realmente crear una inteligencia que sea consciente de su propia existencia, en otras palabras, crear vida…
  • Cada uno de nosotros tiene el potencial de ser un Dios Laura y la misión de Bluelife es de ayudar a la humanidad a dar ese paso y evolucionar en esa dirección – respondió Marco mirando fijamente a Laura.
  • Pero yo creo que usted quiere ser el primero en convertirse en Dios, ¿cómo puedo confiar que usted tiene fines altruistas y no quiere ser el primer y único Dios después de haber obtenido esas respuestas? Es usted quien controla todas estas tecnologías que supuestamente nos llevarán a dicha evolución ¿Cómo puedo estar segura de que usted realmente va a compartir esas tecnologías con la humanidad? Por cierto, para tener 54 años se ve usted como de 40 ¿al parecer los rumores sobre investigaciones en biogenética para evitar el envejecimiento y alargar la vida humano son ciertos? Una tecnología de ese tipo tendría que ser de conocimiento público y no aprovechada a título privado, por el bien de la humanidad lo digo… – preguntó suspicazmente Laura.
  • No crea usted en rumores Laura, con una buena dieta y haciendo ejercicios regularmente verá usted como el cuerpo se conserva. A parte de ello la genética juega a mi favor, los peruanos envejecemos bien – respondió Marco con una sonrisa fría.

Laura había logrado su cometido, había hurgado en las ideas más profundas de Marco y captó sus verdaderas motivaciones, lo cual la llevó a proseguir con las otras preguntas.

  • Marco, ¿qué tipo de vida quiere crear usted?
  • ¿Perdón? No estoy seguro de haber entendido la pregunta – replicó Marco extrañado.
  • Usted es el pionero de la Inteligencia Artificial de procesamiento del lenguaje humano. Su tecnología es capaz de engañar a un ser humano y pasar la prueba de Turing en cualquier tipo de conversación escrita u oral. Su tecnología es utilizada actualmente para reemplazar el trabajo de millones de humanos en servicios de atención al cliente y call centers. Pero esta tecnología no piensa por sí sola, no tiene consciencia de sí misma, solo actúa en función de lo que se le pide y de la interacción iniciada por el humano. Como le dije anteriormente yo creo que usted realmente tiene otros fines ¿Cuál es el siguiente paso? ¿Crear consciencia propia? ¿Esa es la vida que usted quiere crear? ¿Una vida Artificial?
  • Déjeme decirle Laura que es usted muy perspicaz, pero le puedo asegurar que lo que propone Bluelife a la humanidad es una herramienta, nada más. Una IA al servicio de la humanidad.
  • No está respondiendo a la pregunta Marco ¿va a crear una IA con consciencia propia? Hacer ello tendría implicancias importantes desde el punto de vista ético. Crear una vida artificial al servicio de la humanidad sería el equivalente a la esclavitud. Sin dejar de lado las implicancias al nivel social ¿Sería un ser de este tipo aceptado por la sociedad?
  • Laura, Bluelife va a desarrollar toda tecnología que sea necesaria para lograr su visión, la de ayudar a la humanidad a evolucionar como especie y conquistar las estrellas. Cualquier otro tipo de desarrollo queda fuera del alcance de nuestros proyectos.

Laura no se creyó esa respuesta.

Así, la entrevista continuó bajo esa misma dinámica de preguntas punzantes y un Marco a veces esquivo y un poco incómodo, pero siempre respondiendo de la manera más política posible. Hablaron de varios temas, Laura pudo entender al personaje en su amplitud y darse cuenta de que era alguien muy inteligente, que tenía fines en apariencia loables y en beneficio de la humanidad pero que en el fondo solo buscaba su beneficio propio ya tendría una agenda personal desconocida y que Bluelife era una herramienta que le permitiría obtener dichos objetivos.

Al final de la entrevista se despidieron cordialmente, pero desde entonces Bluelife encontró en Laura a una ferviente opositora.

Laura había dedicado toda su vida a defender los intereses de la humanidad frente a grandes proyectos de tecnología propuestos por corporaciones como Bluelife y a intentar impulsar medidas políticas mediante la ONU para apaciguar las crisis sociales producto de la falta de empleo y la creciente diferencia entre ricos y pobres que se había visto acrecentada en los últimos años por causa de la IA. El panorama económico y social en el planeta estaba pasando por grandes cambios y era de vital importancia anticipar dichos cambios con el fin de evitar una futura crisis global.

Para Laura esa lucha no había sido fácil y le trajo muchas frustraciones. Es así que cuando tuvo 50 años de edad, decidió dar un giro en su carrera y dedicarse a la docencia, pensando que, ya que era difícil luchar sola, al menos sembraría en mentes jóvenes la semilla de la curiosidad para tener futuros humanos dispuestos a continuar la batalla por sus derechos frente a las nuevas tecnologías y la IA. Es así como Laura llegó a mi colegio como profesora de filosofía y se convirtió en una influencia importante durante mis últimos años de secundaria.

El 16 de marzo del 2060 me encontraba sentado en mi sitio esperando que llegue Laura al aula para el inicio de la clase de filosofía, pero ya llevaba algunos minutos tarde y eso no era usual en ella. De pronto se comenzó a sentir un alboroto alrededor mío. Mis compañeros de clase, uno a uno, iban sacando sus teléfonos de los bolsillos y miraban sorprendidos sus pantallas. Algo había ocurrido, estaban hablando de un hashtag tendencia a nivel mundial en inglés y español.

#holamundo

#helloworld

Yo saqué mi teléfono para ver también las noticias asociadas a ese hashtag y lo que vi me dejó petrificado. Era una imagen de Marte proveniente del Rover 2040. La imagen no tenía muy buena calidad, pero lo que se podía distinguir puso en tela de juicio todos los conocimientos que tenía sobre la humanidad y sobre la vida.

Repentinamente llegó Laura al aula. Agitada y visiblemente impactada por la noticia, dijo:

  • Chicos, seguramente ustedes también ya han visto la imagen en sus teléfonos. He realizado unas llamadas a mis contactos en la ONU, la imagen es real. El día de hoy tendremos una clase especial, vamos a analizar esta imagen y lo que esto puede representar para la especie humana – mientras pronunciaba esas palabras Laura proyectó la imagen para que todos podamos verla.
  • ¡Profesora! – habló un compañero en voz alta – ¿Esto significa que no estamos solos en el universo?
  • Pablo – dijo Laura mirándonos a todos con brillo en sus ojos – ¡tengo el placer de decirles que no estamos solos en este universo!

El Rover 2040, desde la tragedia de la misión Space X 2040, se quedó explorando el polo norte marciano, lugar en donde había aterrizado de emergencia. Durante los 20 años que estuvo explorando esa masa de hielo gigantesca, hubo momentos de conexión y desconexión debido a que el Rover a veces entraba en grutas, cuevas o zonas bajo el hielo para luego volver a salir nuevamente a la superficie y seguir transmitiendo. En muchas ocasiones el Rover se creyó perdido debido a los largos períodos de incomunicación. Esta era una de aquellas ocasiones. Hacía 9 meses que se había perdido todo tipo de comunicación con el Rover y solo hace unos días el Rover reapareció y comenzó a transmitir la información e imágenes de lo que vio durante todo ese tiempo perdido en las grutas glaciares marcianas.

Por eso en las redes sociales se creó el hashtag #holamundo y #helloworld para ir siguiendo toda información que el centro de exploración espacial de Bluelife iba liberando poco a poco.

Esta imagen sin duda había sido filtrada deliberadamente debido a que una noticia de esa magnitud no se podía hacer pública tan rápidamente sin una previa investigación. Pero alguien al interior de Bluelife decidió filtrarla a las redes sociales y causar un revuelo a nivel mundial.

La imagen que Laura había proyectado en el aula no era muy nítida, pero se podía distinguir claramente una cueva o gruta en el hielo marciano, bañada por la luz del sol que entraba del exterior y en el fondo se podía apreciar recibiendo esa luz lo que podría considerarse como una pirámide con cuatro obeliscos alrededor de ella colocados en cada una de las esquinas de su superficie cuadrada. El tamaño de la pirámide era difícil de determinar, su superficie era de apariencia lisa y parecía encontrarse en buen estado. Los obeliscos también eran en apariencia de superficie lisa, pero se encontraban en aparente estado de destrucción, como si se tratasen de ruinas. Esta formación se encontraba semienterrada en el hielo. Dicha formación era de un material desconocido y denotaba un origen artificial más que natural.

A todas luces la humanidad había encontrado por primera vez en su historia los restos de una civilización fuera del planeta Tierra.

No era la única imagen, había otras más tomadas de diferentes ángulos, pero todas a cierta distancia ya que el Rover nunca se acercó a la construcción. El mundo había recibido un saludo desde Marte y las imágenes habían dado la vuelta al planeta. El impacto fue notable. Desde nuevas sectas que surgieron, hasta religiones que entraron en conflicto, pasando por suicidios masivos, el revuelo causado por el descubrimiento trajo muchas consecuencias para la sociedad humana.

Una de las primeras preguntas que se hizo la comunidad científica fue: ¿Cuál es la antigüedad de dichas ruinas?

El Rover no se acercó a la construcción con lo cual no pudo realizar análisis profundos, y aun así se hubiese acercado, muchos de sus instrumentos de medición geológica estaban estropeados. Esta incertidumbre lo único que consiguió fue alimentar el morbo y las teorías conspiracionistas de muchas personas. Miles de millones pensaban que los gobiernos ya estaban enterados desde hace mucho tiempo, otros comenzaron a delirar y señalar que los extraterrestres vivían entre nosotros desde hace mucho. Asesinatos de origen xenófobo se fueron reportando en diversas partes del mundo, acusando a las víctimas de ser extraterrestres camuflados con planes de invasión a la Tierra. Este caos generalizado sumado a la crisis ocasionada por el desarrollo de la IA y el impacto en la clase trabajadora fue un cóctel que desencadenó la creación de múltiples movimientos de protestas bajo el lema:

¡Queremos la verdad!

Los diversos representantes de las religiones más importantes del planeta dieron comunicados oficiales en respuesta intentando calmar a sus fieles preocupados por los eventos e invocándolos a mantenerse fuertes en su fe. Explicando que Dios era el creador del universo y que había hecho este regalo divino a la humanidad para darnos a conocer su infinito poder. Estos discursos no fueron del todo convincentes para muchos y por primera vez en la historia de la humanidad se observó una fuerte corriente de abandono de la fe en muchas de estas religiones.

En medio de este escenario, un grupo autodenominado Runa, con raíces en Perú comenzó a ganar más adeptos. Runa, vocablo de origen quechua que significa hombre, pueblo, o ser humano, fue un grupo de humanos que reivindicaban el estilo de vida de los antiguos peruanos en armonía con la naturaleza y la Pachamama. Invitaba a sus miembros a alejarse de la vida cotidiana y los problemas ocasionados por el mundo moderno y emprender una nueva vida en una comunidad perdida en la Cordillera de los Andes, compartiendo el trabajo de la tierra y la ganadería y viviendo en equilibrio con los demás.

El líder de esta comunidad era un hombre de unos 55 años de edad que había iniciado ese movimiento hacía aproximadamente unas 3 décadas atrás por los años 2030, luego de que el gobierno peruano pusiera en marcha un ambicioso plan de integración e identidad nacional. El origen de Runa fue una respuesta a dicho plan y una manera de protestar contra una iniciativa que según él buscaba borrar las verdaderas raíces de la cultura peruana.

Muchos limeños e incluso gente de otros países, hartos de sus problemas, de la falta de empleo, perdidos en su fe debido al descubrimiento en Marte o simplemente buscando un escape a un mundo cada vez más estresante e hiperconectado, se unieron a las filas de Runa y formaron una gran comunidad clandestina perdida en la Cordillera de los Andes dando paso al resurgimiento del antiguo mito del Inkarri.

Ese fue el mundo que se fue desarrollando ante mí luego del 16 de marzo del 2060. Un mundo caótico, ucon muchas dudas existenciales, con importantes crisis sociales y con hambre de respuestas al descubrimiento realizado en Marte.

Como consecuencia de ello, las potencias del mundo junto a Bluelife decidieron volver a lanzar el programa de exploración marciana. Estos eventos suprimieron toda duda con respecto a mi elección profesional y representaron una oportunidad para cumplir mi objetivo.

Me encontraba un paso más cerca de Marte.

Yo iría allí, e iban a necesitar de un arqueólogo.


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