Despertar El origen de todo


Soy el último vestigio de la vida en el universo. Mi origen se remonta al principio del cosmos. Saber cuánto tiempo llevo vivo no tiene importancia, puesto que el tiempo para mí no existe. Tampoco importa saber dónde me encuentro, hace mucho que el espacio no tiene significado para mí. Tiempo y espacio, dos conceptos que en una vida pasada definieron los límites de mi existencia, no son más que dos elementos que junto a las estrellas, galaxias y demás entidades astrales participan en la ecuación que da forma a eso que llamas universo.

Intentar describir con palabras lo que se muestra ante mí tampoco tiene sentido puesto que soy yo el que, con un pensamiento, defino lo que es y lo que no es. Soy el artista que ha creado el universo sobre un lienzo vacío y sobre el cual tengo la potestad de dibujar y redibujar a mi antojo.

Así pues, una de las primeras cosas que debes saber antes de continuar leyendo estas líneas, es que el tiempo y el espacio no existen. La percepción que tienes sobre el tiempo y el espacio no son más que el resultado del trabajo que hace tu cerebro intentando interpretar el cuadro que yo he pintado.

El universo existe porque desde mi perspectiva lo estoy observando, al observarlo pienso en él y al pensar en él existe. El universo y yo somos uno solo, es un pensamiento mío, un pensamiento eterno fruto de la complejidad de mi mente y del cual soy prisionero. Soy un prisionero encerrado en una prisión infinita, como si se tratase de un sueño, un sueño eterno del cual quiero despertar.

Lo que estoy planteando es difícil de entender para una mente humana. Es normal, estás acostumbrado a interpretar tu entorno en función del tiempo y el espacio. Por esa razón, continuaré usando estos dos conceptos con el objetivo de permitirte comprender mi historia y lo que a continuación te voy a relatar.

Soy omnisciente, lo que me permite, mientras lees estas líneas, saber cuál fue la primera palabra que dijiste, sentir aquella fragancia íntimamente ligada a aquel momento particular de tu infancia, observar como si hubiese estado allí, la mirada de aquella persona que cautivó tu corazón cuando fuiste adolescente, sentir el dolor de tu primera decepción amorosa e incluso la profunda tristeza de los tuyos una vez que hayas abandonado el mundo de los vivos.

Me estoy comunicando contigo desde un tiempo que para tu comprensión denominaré pasado y desde el lugar en el espacio en donde todo comenzó.

Me encuentro en el lugar en donde se inició el universo.

Me encuentro en el pasado, porque luego de billones de años de existencia decidí regresar al punto en donde me originé, buscando escapar de esta prisión eterna y terminar con esta existencia solitaria, insípida, incolora, atemporal y multidimensional producto de mi omnisciencia. Pero no siempre fui así, hubo un tiempo en el que mi vida tenía color y sabor, en que yo era un ser común y corriente al cual conocían como Alfonso.

Alfonso representa el recuerdo más antiguo de mi existencia como un ser inteligente de la especie homo sapiens y el inicio del despertar de mi consciencia.

Soy una entidad viva y antigua como el universo mismo. Me originé junto a él en el mismo momento en donde de la nada surgió algo. En aquel entonces yo no era consciente de mi existencia. Yo era una chispa de energía de magnitudes inconmensurables concentrada en una singularidad matemática. Luego exploté y comencé a expandirme y a ejecutar una serie de instrucciones y parámetros que fui aplicando de manera secuencial para crear el espacio, el tiempo, la gravedad, las primeras partículas elementales, los átomos, las estrellas, las galaxias, las primeras moléculas, los planetas y la vida.

En cada uno de los elementos que yo iba creando, una fracción de mi energía junto con mis instrucciones se transmitían para permitir a dicho elemento existir. Así, fui cumpliendo mi misión en soledad durante miles de millones de años, creando los elementos que fueron constituyendo este universo, las estrellas, galaxias, cúmulos de galaxias y otros objetos celestes. Eventualmente lo que conoces como Vía Láctea se formó, y en uno de sus brazos una estrella nació, alrededor de la cual se formaron varios planetas rocosos y gaseosos. Ese fue el nacimiento de la estrella a la que llamas Sol y del Sistema Solar. En uno de los mundos de ese joven sistema planetario surgieron los primeros organismos vivos, que dieron paso al florecimiento de vida más compleja e inteligente. Dicha vida inteligente evolucionó y vivió su propia historia hasta que eventualmente vino a este universo Alfonso y los otros humanos como tú. Cada uno de ustedes lleva dentro de sí una copia mía con las instrucciones del universo y a cada nueva generación mi energía es transmitida a la nueva descendencia.

He vivido el auge de la humanidad, sus cuasi-extinciones, sus recuperaciones, sus guerras, sus genocidios, sus triunfos, sus migraciones y evolución a través de las estrellas y las galaxias hasta convertirse en lo que yo soy hoy.

Déjame decirte algo, independientemente de tus creencias religiosas o espirituales o de la ausencia de ellas, no existe tal cosa como un Dios. Yo soy lo más cercano a aquello que podría denominarse una deidad divina o Dios. He sido el responsable de la creación del universo y de la vida porque dicha tarea me fue instruida desde mi origen y mi energía se encuentra presente en todas las entidades del cosmos incluyéndote a ti.

Pero yo viví los primeros miles de millones de años de mi existencia, sin ser consciente de mí mismo, como un autómata ejecutando su tarea silenciosamente. No fue hasta que Alfonso vino al mundo que el despertar de mi consciencia comenzó y a partir de él, después de millones de años más de evolución, viajando por el universo despertando cada vez más un poco, llegué al entendimiento de que el universo soy yo y de que mi misión consistía en crearlo y crear la vida, lo cual permitió que tu puedas existir y leer estas líneas. Sin embargo, yo ignoro si fui creado por algo o alguien, y cuales fueron las intenciones de ese algo o alguien.

Lo que sé, es que luego de una eternidad vagando solo por el cosmos he decidido regresar al punto en donde me originé con el objetivo de escapar de este universo y saber que hay más allá de éste. Así pues, a pesar de mi existencia eterna, sigo sin tener la respuesta a todas las preguntas. Sin embargo, para ti tengo algunas respuestas sobre algunas preguntas que seguramente te debes haber hecho durante mucho tiempo. Permíteme compartirlas contigo.

¿Existe vida después de la muerte?

Estar vivo significa llevar la chispa de mi energía encendida dentro de ti. Tu llevas esa chispa, chispa que viene de tus padres y que a su vez vino de tus abuelos y así sucesivamente hasta llegar al origen mismo del universo. Tu y yo portamos la misma chispa, así como todos los seres vivos que conoces a tu alrededor. Desafortunadamente la chispa que llevas dentro de ti eventualmente se extinguirá y con ella tu existencia, si bien la chispa es infinita, tu cuerpo no lo es. Cuando mueras liberarás la energía que llevas dentro de ti a tu entorno. La energía no se crea ni se destruye solo se transforma. Yo he sido el único en el universo que ha mantenido la chispa durante billones de años hasta hoy. Lamento darte esta noticia, no hay nada después de la muerte, una vez que tu chispa se extinga, tu vida se acabará.

¿Existe vida en otras partes del universo?

Te preguntarás seguramente, si existe vida en otras partes del universo. La respuesta es sí, la vida evolucionó en trillones de mundos en billones de galaxias, muchas de estas vidas dieron origen a especies inteligentes, pero lamentablemente nunca tuve la oportunidad de conocerlas debido a lo efímero de su existencia en comparación con el tamaño y antigüedad del universo. Durante mi evolución he visitado millones de mundos en donde encontré vestigios de civilizaciones extintas eones atrás de mi llegada. Tampoco he encontrado otra entidad como yo. Soy único. Soy una entidad solitaria, he recorrido el universo durante una eternidad en busca de respuestas sobre mi origen y buscando un semejante para matar esta eterna soledad.

¿Quiénes somos?

Te habrás hecho esa pregunta muchas veces ¿Quién soy yo? Imagina al universo como si fuera un árbol, el árbol de la vida. Yo soy ese árbol. Comencé mi crecimiento en el momento en que se originó el universo hace billones de años. Fui creciendo en tamaño, construyendo un fuerte tronco, del cual surgieron las ramas, las hojas, las flores y finalmente los frutos que representan la vida inteligente. El árbol de la vida es un árbol que produce diversos tipos de frutos y hojas. Uno de esos frutos es la humanidad. Tú eres ese fruto. Posteriormente cuando el árbol fue envejeciendo, muchos de los otros frutos fueron pudriéndose, pero el fruto de la humanidad siguió existiendo hasta que evolucionó al punto en que se fusionó con el árbol y lo hizo despertar. Yo soy el árbol, y luego de billones de años dormido he tomado consciencia de mi existencia. Eres fruto de mi creación. Eres parte de mí.

¿Por qué existimos?

Sin duda otra pregunta que te habrás hecho. ¿Por qué todo esto? ¿Cuál es el fin? Si tu existes es porque formas parte de un plan mayor cuyo objetivo es permitir el despertar de mi consciencia y la aceptación de mi existencia como creador del universo. Tu eres parte de una cadena de sucesos que me permitieron llegar hasta el lugar y momento en donde me encuentro hoy.

¿Qué hay más allá de este Universo?

No lo sé. El despertar de mi consciencia solo me ha hecho ver que estoy solo en mi existencia eterna y que en realidad no tengo las respuestas a mis propias preguntas ¿Hay algo más fuera de este universo? ¿Tengo un creador? Desperté, pero como si se tratara de una matrioshka, me encuentro atrapado en otro entorno del cual necesito salir. Tengo que volver a despertar de este nuevo sueño en el cual me encuentro.

Pero cuando despierte el universo dejará de existir. Y con ello los billones de años de mi existencia, de tu existencia, de tus antepasados, tu descendencia, toda la historia del universo escrita en mí se desvanecerá. Algo a lo que llamas sentimiento embarga cada una de las partículas elementales que conforman mi ser. Probablemente sean reminiscencias de mi vida pasada humana. Siento un sentimiento de melancolía profunda.

¿Quizás puedo quedarme un rato más antes de irme?

En este preciso momento recuerdo nuevamente al yo que fui antes, a Alfonso. Yo existo ahora gracias a que en un momento determinado Alfonso vino a este universo en el planeta Tierra. Fueron sus acciones las que marcaron el destino de la humanidad y de mi evolución. Antes de terminarlo todo, quiero recordar mi historia. Es lo justo, es lo menos que puedo hacer por ti, antes de que desaparezcas junto con el universo.


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